jueves, 11 de junio de 2015

Jamás me sentiré demasiado alegre ni demasiado triste, pues tengo más tendencia a analizar que a sentir. La alegría que puedo experimentar se deriva siempre del principio satírico, y mi tristeza no es tanto personal como una inmensa y terrible melancolía ante el dolor y la futilidad de toda existencia.

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